domingo, febrero 27, 2011

EXPOSICIÓN "EL ESPLENDOR DEL ROMÁNICO"





-Rica, variada e impactante. La exposición El esplendor del Románico, patrocinada por la Fundación Mapfre describe, con algunos meandros, una trayectoria que viene a llenar de sustancia estas tres palabras. El espectador, según avanza, tiene la oportunidad de darse cuenta de que no se halla ante una exposición "al uso". Precisamente por su riqueza y variabilidad (desde la pintura, donde Cristo aparece con todos los apóstoles o solo con los cuatro evangelistas, hasta la escultura, en madera o en distintos tipos de metal), resulta harto complicado dotar a la exposición de características generales. Forzando un poco las cosas, podemos establecer un elemento "más o menos" común: la representación de un Cristo central y mayestático, con los apóstoles situados a los flancos. Aunque esto quizá sería forzar demasiado, ya que ni Cristo presenta el mismo tamaño (en ocasiones es extremadamente grande y su postura excesivamente "abierta"), ni los apóstoles están situados en idéntica posición. No hay tampoco una matriz común en el atavío de Cristo, puesto que sus ropajes varían de color y en ocasiones aparece semidesnudo.

La exposición resulta impactante, sorpresiva, incluso en algún punto chocante. Una primera disensión artística, que en este caso es más bien epistemológica, es un tipo de representación de bendición diferente, de tradición bizantina; en el frontal del altar de Santa María de Cardet encontramos una Virgen tumbada, propio de los textos apócrifos; y quizá lo más impresionante y desconcertante de todo sea el frontal del altar de Farrera. Aquí el choque resulta incluso violento. Tenemos, otra vez, un Cristo central con los apóstoles a los lados. Pero esta vez, sus gestos no son serenos, contenidos, sino que resultan poco menos que brutales. Si aquí Cristo no es demasiado grande en comparación con los apóstoles, estos miran en dirección a Él, aunque algunos tienen la mirada perdida. Los gestos de todos ellos son demoledores, absolutamente tremebundos por la intensidad de su amargor, de su pesar. Todas las figuras están descarnadamente abatidas, y su expresividad es terrible.

En el final de la exposición nos topamos con esculturas del Niño con la Virgen, en bronce, crucifixiones en cobre, y alguna que otra figura en relieve...

Es por ello que no estamos ante una exposición "al uso": cristos con expresiones demasiado antrópicas, pero, incluso desde la perspectiva humana, excesivamente intensas, representaciones relativas a los evangelios apócrifos, bendiciones bizantinas... Todo ello convierte la exposición en algo rico, variado e impactante: en resumen, muy recomendable por su carga de "exotismo".




Dirección: Paseo de Recoletos, 233, 28004, Madrid. Del 10 de Febrero al 15 de Mayo 2011.
Horario: Lunes: 14:00-20:00.
             Martes a Sábado: 10:00-20:00
             Domingos y festivos: 11:00-19:00.
Entrada gratuita.

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