martes, marzo 13, 2012

PSICOLOGÍA SOCIAL Y NAZISMO I

-Cuando la psicología social se propone el estudio del nazismo, resulta revelador comprobar el terror que puede desprenderse de la perfección técnica que la Modernidad ha traído consigo.
El nazismo tenia como objetivo la destrucción de una serie de elementos. Para ello, caracterizaron a un único elemento de ser la raíz de todos los problemas. Este detalle supuso un alivio cognitivo (ya que no había, en teoría, qeu proseguir con la búsqueda), y un alivio moral (en tanto que el pueblo alemán se autoliberaba de culpas y  responsabilidades cargándolas en otro agente). Asimismo, si la anatomía del mal ya había ofrecido un diagnóstico, y este era monocausal (los judíos), la terapia a seguir ya había sido encontrada: su eliminación a todos los niveles. No obstante, esta eliminación pasaba por varias fases: en un primer momento había que neutralizarles administrativamente para acabar con su influencia económica, creando, a su vez, un motivo de cohesión y de unidad ideológica basado en la noción de chivo expiatorio. Y si este era el primer remedio, el último sería la muerte.
Por otro lado, existe otro factor de utilidad añadido: a través del antisemitismo los nazis pudieron conformar una sociedad a la totalitaria, ofreciendo un móvil de obediencia social, puesto que, ¿quién se atrevería a desobedecer con los riesgos que ello conllevaba? La obediencia inducida generó que paulatina e intermitentemente la sociedad se ajustara a las querencias nazis. Los nazis preveían conatos rayanos en el paroxismo, por lo que se propusieron barrer, en primer lugar, a los enemigos declarados: en 1933 promulgaron la Ley de Función Pública como medio de lanzar un órdago comprobatorio de resistencia real al pueblo alemán y ver a los grupos refractarios, que por supuesto serían eliminados de inmediato, para después, ahormar al resto de la sociedad. Si en el 1933 esta ley no tuvo una oposición diametral, los nazis dedujeron y preludiaron que en un futuro no se producirían divergencias notables. Y así fue. Paso a paso fueron desmantelando los escasos posicionamientos hostiles de la sociedad civil hasta conseguir avenir a la sociedad, ya toda, a un sistema totalitario. En el 1935, con las Leyes de Nuremberg, consiguieron prohibir el matrimonio mixto, y lo que es más grave, que los arios mantuvieran relaciones sexuales con los judíos, lo cual significaba penetrar en el ámbito más privado de la gente, controlando ya todo y diseñando una sociedad monolítica y totalitaria, con un control que es, además, simultáneo: tienen bajo su mano los elementos alógenos (los judíos) y los endógenos (la sociedad alemana).
Sin embargo, en un inicio la población no era particularmente antisemita, con lo que había que predisponerlos psicológicamente de alguna manera efectiva. ¿Cómo? Con la creación de un motivante violento y negativo e imponiéndolo a un grupo al cual se aterroriza. Para ejemplificarlo, si se crean grupos violentos para que atacan a los perros en general, primero con palizas, y luego matándolos, los perros y los dueños caen presos de un clima de brutalidad y horror. Si después el gobierno promulga una ley que prohibe sacar a los perros a pasear, esta, aunque aberrante, probablemente será aceptada de buen grado por el hecho de que el mal queda minimizado. Se trata entonces de crear el mal poco a poco para que sea aceptado de manera inducida y taimada. Estas normas discriminatorias, encuadradas en la teoría del mal menor, eran muy proclives para la sociedad alemana de ese entonces, naturalmente de orden y acomodaticia. Al alterarla de repente y ofrecerle una situación algo más pacifica, entraron en el juego a fondo. De hecho, ¡incluso los mismos judíos llegaron a solicitar medidas que les eran desfavorables! Y esta, como no cabe duda, sería la acción-reacción que estaría presente en las posteriores inflexiones políticas de los años de preguerra: crearán una situación de efervescencia social mediante el boicot a los negocios judíos, o humillando a jueces a la salida de los juzgados, vejándoles públicamente y pegándoles luego  una paliza..., es decir, construyendo oportunidades jurídicas de leyes injustas pero aceptadas e interpretadas a priori como aliviantes. Su gran papel estratégico consistió en ofrecer una catarsis al impulso libidinal de ciertos sujetos tendentes a la violencia, aglutinando a la militancia para que no se volvieran contra ellos y excluyendo progresivamente a los judíos: matando dos pájaros de un tiro.
Esta militancia joven y violenta se dejó empapar por el discurso anticapitalista de los nazis, que además jugaron a la confusión interclasista incluyendo a comunistas y anarquistas. Estos guiños antisistema resultaron ser evidentemente falsos y una vez establecidos sólidamente en el poder, se congraciaron con la Banca, la industria y las empresas, contando de hecho, con ellos, como aliados principales. Para guardarse las espaldas de los grupos violentos antes mencionados, dieron pábulo a su violencia con actos de desahogo ocasional con un matiz anticapitalista, ya que al, por ejemplo, asaltar comercios, mantienen la mascarada haciéndoles creer que se habían detenido momentáneamente, pero que en un futuro continuarían con la lucha. Fue un dificil equilibrio, pero supieron mantenerlo. La violencia ya no solo había quedado estandarizada, sino que ahora era legalizada, con lo que el Estado quedó conformado como un poder bio-político. Habían conseguido construir la base para el objetivo último: matarlos.

viernes, febrero 17, 2012

CARTA DE UN PADRE A SU HIJO (Rudyard Kipling)

Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor,
Todos la pierden y te echan la culpa;
Si puedes confiar en ti mismo cuando los demás dudan de ti
Pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;

Si puedes esperar y no cansarte de la espera,
O siendo engañado por quienes te rodean, no pagar con mentiras,
O siendo odiado, no dar cabida al odio,
Y no obstante, no ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad.

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
Si puedes encontrarte con el Triunfo y la Derrota
Y tratar a estos dos impostores de la misma manera;

Si puedes soportar al escuchar la verdad que has dicho,
Tergiversada por bribones para tender una trampa a los necios,
O contemplar destrozadas las cosas a las que dedicaste tu vida,
Y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas:

Si puedes hacer una pila con todos tus triunfos
Y arriesgarlo todo de una vez en un golpe de azar,
Y perder, y volver a comenzar desde el principio
Y no dejar escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;

Si puedes hacer que tu corazón, tus nervios y tus músculos
Te respondan mucho después de que hayan perdido su fuerza,
Y permanecer firmes cuando nada haya en ti
Excepto la voluntad que les dice ¡Adelante!

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud,
O caminar junto a reyes sin perder tu sentido común.
Si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte;
Si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;

Si puedes llenar el preciso minuto
Con sesenta segundos de un esfuerzo supremo,
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
Y, lo que es más, serás un Hombre, ¡hijo mío!

Rudyard Kipling.